ICEBERG

Quería huir y subí a la barca.
Nada más abandonar la costa, el agobio que creí dejar en el muelle, saltó ligero como una langosta, se adhirió a mi pecho, presionó con sus garras mi garganta.
Intuí que quería arañarme los ojos.

Me despojé de la ropa, la noche era calida, desde la barandilla me lancé al oscuro vacio.

La noche es más negra bajo el agua, entré con suavidad en sus entrañas, no profundicé, jugué durante un instante a ser sirena y al poco intenté hacer "el muerto" bajo el agua.

Las Ondinas repudiaron la intrusión en su territorio, el agua me escupió a la superficie lanzandome contra la colosal y gélida masa.

Redonda y plena, la luna iluminaba su parte visible, se me antojó admirable, imponente, engañoso, amenazante ...

En el lago de la Hoya, hay un iceberg frente a la Catedral, como este año está siendo prodigo en lluvias, algunas lascas se desprenden de su contorno y se mantienen flotando a su alededor.

Hace casí treinta y dos años que llegué aqui por primera vez, con más suerte que habilidad, he esquivado el choque y efecto del iceberg, jamás me he acercado a sus lascas desprendidas, añoradas de pertenecer "al bloque", ansiosas por provocar el choque que las reuna con el Todo.

¡Estupidos trozos de hielo!. ¡Muescas, condenadas a diluirse!

Ella, especto/ maquinadora.

Nos mira, planea, pelea, maneja sin resultados.

Es el principio de su fin ... y el de algunos otros.

Voy a subirme a la mole de hielo, no mucho rato, que se me enfría el culo, quiero treparlo para otear desde allí, para mirar, un ratito nada más, despues, me zambulliré de nuevo en el frio lago y nadaré hasta mi isla.

No puedo evitar ser una activista de mi misma, lo siento. Necesito conocer tanto como respirar.

El hielo, es lo que tiene, si no se mantiene la temperatura, se diluye.

Pues eso, aquí, en el intento de calentamiento, contribuyendo a la dilución.

Besos. (Perdon por lo psicótico del discurso, pero como decia Jesus "el que tenga oidos para entender que entienda)