
Estamos acostumbrados a que las noticias tragicas y violentas sucedan "fuera", en las grandes urbes o en parajes aislados, en cualquier caso lejos, pero en nuestro entorno se están produciendo sucesos de cierta gravedad que amenazan seriamente la imagen de idilica tranquilidad que creemos poseer.
El viernes pasado, al estilo "vendetta", alguién pensó que la mejor manera de asustar a la competencia era quemarle el negocio y amparado en la noche prendió fuego a una fruteria.
A mediados de semana, la noticia fue, la sentencia que condena a dos menores a un año de libertad vigilada, orden de alejamiento, prohibición de entrada en determinados locales y trabajos en la comunidad, por acoso y graves daños neurologicos provocados a otro menor.
Dos años de lucha de unos padres contra el sistema para llegar a una sentencia judicial, en lugar de tratar el problema, ni profesores, ni pedagogos, ni autoridades educativas han sido capaces de abordar el asunto ( quiza "no era de su competencia")y dar un tratamiento adecuado.
No entiendo la ausencia de compromiso social y pedagogico en los enseñantes y en las profesiones "sociales" en general, son el instrumento del cambio, todos lo somos, pero ellos son la base.
Las sociedades deberían analizarse desde la sociologia del délito, como en medicina, la relación de los sintomas perfila la enfermedad, conocer para curar.
Besos.

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